Yes We Camp

N.- Me llamo Nicolas, Nicolas Detris. Trabajo para Yes We Camp. Nacimos en 2012 para un proyecto grupal en 2013 cuando Marsella era Capital Cultural, no pensábamos que continuara después del evento de 2013, pero continúa. Hoy seguimos con proyectos interesantes, con medios para realizarlos, con sueldos… muy contentos.

 

+ Ahora no estáis solo en Marsella, ¿sino también en Paris?

N.- De todas maneras, no somos de Marsella, fue únicamente por el evento de la Capital Europea de la Cultura de 2013 que generó nuestra existencia, por lo que, el origen de nuestra misión es unir a un grupo de personas, no somos un grupo de amigos, no somos un grupo con los mismos estudios, no somos arquitectos que estudiaron en la misma universidad, es realmente este evento más artístico de 2013 que preparamos para la Capital Cultural. La idea en sí estaba ahí antes que yo, estaba desde los años 2000 o desde el momento que sabíamos que sería la Capital de la Cultura. Había un grupo de artistas, grafistas, creativos de Marsella que se dijeron que deberían tener un espacio de intercambio y encuentro permanente; estábamos en un momento donde todos los otros lugares de recursos se frotaban las manos diciendo “vamos a ganar mucho dinero, vamos a montar nuestro negocio”, por lo que hablamos de un lugar gratuito accesible a todos que sirviera de lugar de encuentro entre los artistas locales y los visitantes externos. Y tomó la forma de un camping, y de esta manera, como todos subían sus precios y no hay muchos hoteles en Marsella, la gente podía venir a dormir de manera sana, al aire libre, disfrutando del sol, en familia, con la pareja, podía ser intergeneracional… La idea del camping es como una gran casa al aire libre donde se puede dormir (que es importante), donde hay residencias de artistas, una cantina donde se puede comer, toda una programación de talleres participativos culturales y festivos, con buenas noches de conciertos. Y el objetivo era que esta realización global fuera un poco como una obra colectiva; por un lado por el resultado, que cuando se pasease se descubrieran cosas que no tenemos el hábito de ver, porque son diferentes, porque son bellas, porque son inventivas en términos de sistemas de ingeniería ecológica, especialmente el tratamiento del agua; y el efecto por ello, el efecto de tener personas que viven en el lugar, había 200 personas todos los días que nos da una masa crítica interesante para probar las cosas, en particular para la ingeniería ecológica, porque la gente está ahí, está fascinada, son como cobayas; permiten ver que si te lavas los dientes de tal manera, por arriba o por abajo, se crearán reencuentros, todas las duchas, todos los baños, todos los residuos, cómo los organizamos… teniendo unos volúmenes interesantes. Por lo que hablando de unos datos interesantes el resultado que se produjo lo era, pero lo que es aún más interesante es el proceso, es cómo hacerlo, es el verdadero valor. No puedo decir que lo que hacemos es lo mejor o lo más definitivo, pero puedo decir que la manera en la que se hizo tuvo fuerza. Es lo que hay que buscar, es el proceso, es lo que se ha creado como descubrimiento, aprendizaje y cariño de cada uno. Por lo que a veces cuando nos preguntan “¿qué hacéis Yes We Camp?”, creo que lo que somos esencialmente es una máquina de gente que pasa por ella, por eso los voluntarios son importantes; ya no sólo es un tema económico el no gastar dinero, sino otra manera de decir que lo que hacemos son espacios autorizantes, donde uno tiene la libertad de hacer, por lo que se dirige al público, a gente que puede venir. Es importante preguntarse: ¿cómo podemos hacer para que en un espacio con el simple hecho de andar o mirar sintamos que tenemos derecho a participar más que en un centro comercial, con música y vigilancia, o incluso que en la calle?, un espacio donde sintamos al mismo tiempo que está gestionado y hay seguridad. No un espacio ocupa o un espacio de franja donde no traeríamos a nuestros hijos porque tendríamos algo de miedo o porque está sucio […]. No podemos coger un muro y pintar un grafiti sin autorización porque vemos que está gestionado, pero sentimos que, si tenemos ganas de fabricar cualquier cosa, es un lugar posible. Es una cosa europea, creo, tenemos la enfermedad de la impaciencia. Sentimos que ya no hay dinero público, que hay muchas reglas, por lo que no podemos hacer nada, todo el mundo tiene los brazos cortados. […]

 

 

+ Hablabas de la importancia del proceso y estáis también en proceso de hacer Les Grands Voisins que de hecho también son procesos… Por lo que, para ti, ¿cuáles son las etapas del proceso? ¿Los principales hitos de las etapas del proceso?

N.- En todo caso, lo que hay que esperar es el momento donde las personas externas y también las personas del interior se van a sentir autorizadas e invitadas a hacer. Y sobre los hitos; uno sería el derecho reglamentario, no hay que hacer “el ilegal total”. La jurisdicción no está demasiado adaptada a los espacios efímeros, pero hay que, al menos, hacer el esfuerzo de hacer planes de seguridad, de enviar las cosas a los bomberos para en caso de un problema poder decir “así se hacen las evacuaciones, aquí está el teléfono del jefe del proyecto, aquí están los materiales que hemos utilizado…”

 

 

+ Antes decías: “hay un momento donde pasa de ser efímero a ser validado por lo que se mantiene”. ¿Esto puede ser también un hito?

N.- En mi opinión, esto es un hito más allá, más adelante en el proyecto. Lo que hay que alcanzar rápidamente es que haya un espacio definido sobre el cual la gente se sienta autorizada a intervenir. Y esto se crea con un mínimo de reglamentación para poder ser legal porque si no, tenemos la impresión de que ilegalmente solo lo seguirán las personas que son militantes, y si queremos llegar más lejos, hay que llegar a la abuela que vive cerca que no quiere participar en un tema anarquista, tiene que poder sentir que es un espacio también para ella. Por lo que es importante un mínimo de reglamentación, pero luego hay que compensarlo con cosas que sean un poco diferentes y que lleguen a la cabeza para romper barreras. […] Y esto se consigue con los espacios exteriores, espacios donde hay reglas diferentes, con juegos con la pintura, intervenciones artísticas y estructuras distintas. A priori si tenemos esta seguridad, esta compensación, ya tenemos algo con posibilidades en la cabeza de la gente que viene. Hay que encontrar la “conexión turista”; cuando vas de viaje, cuando sabes que has dejado atrás el trabajo, los estudios y vas de viaje, uno está muy atento, miramos, observamos, y esto lo hacemos porque sabemos que estamos en un espacio diferente y nos tomamos tiempo para ello. Hay una urgencia también de recrear esto, para mostrar a la gente que están en un espacio diferente y hacer que se vuelvan curiosos en él.

 

 

+ El encuentro con la gente local, ¿cómo es el proceso para involucrarlos?

N.- Hay necesariamente un encuentro al comienzo, generalmente no creo que sea eficaz, aunque es importante. Pero hay que comenzar haciendo, lo que va a crear realmente una necesidad de dialogo es comenzar a hacer.

 

 

+ ¿Es a través de la acción, que es estimulante?

N.- Así la gente nos puede preguntar: “¿que hacéis?” y podemos decir: “¿qué queréis hacer?”, es un diálogo. Si vas a verles y les dices: “¿qué tal, señores? Nosotros tenemos este proyecto para hacer esto” es como los políticos, todo el mundo tiene proyectos, hablan, te dicen que van a cambiar las cosas, y no cambian. Hay que poner en marcha el cambio. Y una vez hecho, es muy importante no poner a la defensiva a la gente, ha que ser muy agradable.

 

 

+ Tengo dos preguntas, la primera, ¿una vez que han venido como hacéis para introducirlos en el proceso? Porque habláis de en un momento dado iros y dejar el relevo, ¿cuándo hacéis ese relevo? Y la otra pregunta: ¿ser capaz de hablar con la gente es un roll? Lo que quiere decir que, ¿qué otros roles necesitáis en el proceso?

N.- Antes de todo, el roll de mantenimiento. El lugar tiene que estar limpio, ordenado, con horario, con reglas, con baños libros, con comida si se dice que hay comida, bien organizado. Persona de la limpieza, de recepción, de mediación; eso hace falta como tronco. Luego cuando aparecen los habitantes, los vecinos, una parte serán “consumidores” al principio, y hay que proponerles cosas; ahí está el roll de la programación cultural. Propones un concierto, un pase de cine, cualquier cosa… La gente va a venir para eso, y ahí es cuando hay que transformarles en contribuidores. Cuando vas a un evento hay carteles por todos lados diciendo “actúa”, “involúcrate” “colabora”. Podemos decir que funciona bien, pero la gente se siente más predispuesta a contribuir si hay una plataforma. Nosotros, en la manera que realizamos el proyecto, tenemos que crear esa plataforma: un espacio gestionado y ordenado. Una vez que hay eso, le dices a la gente “¿quieres proponernos algo? Te podemos acompañar, tenemos las herramientas, me ocupo de la responsabilidad del seguro, me ocupo del tema legal, ¿qué quieres hacer?” Y ahí, rompes muchas barreras. La gente cree no poder hacer generalmente por dos razones: porque creen que no tienen derecho, y es cierto que hoy en día en el espacio público si quieres vender sardinas, no tienes derecho; y porque creen que hay otro que sabe hacerlo mejor que ellos, y aunque es verdad que tenemos profesionales y expertos de todo, actualmente hay una búsqueda por parte de la gente de recuperar el “saber hacer”. Aunque no sepamos hacerlo bien, la gente tiene ganas de hacer su propio mueble, aunque no esté tan bien hecho como el de IKEA o el de un carpintero. Tienen ganas de cocinar o de cultivar, y hay que permitir que la gente lo haga sin que sea juzgado; y ahí está un poco el juego del voluntariado. Cuando contratas a alguien tiene que saber hacer porque le pagas; pero si creas el espacio para que vengan a ayudar, a contribuir, y les dices “ven a hacer este trabajo durante tres horas y el resto haz lo que quieras y no te voy a juzgar si no está bien hecho […]”, entras en un estado donde la gente se siente cómoda para hacer porque no hay exigencia con el sueldo. Creo que hoy en día estamos confundidos con esta organización donde todo gira en torno al salario.

 

 

+ ¿Quién tiene que estar pagado?

N.- Los organizadores, el mantenimiento. Hace falta dinero para que un taller con herramientas funcione, el orden…

 

 

+ Y, por ejemplo, ¿las personas que forman la plataforma que te ayuda a hacer los conciertos, que hablan con la administración para que se tenga el derecho a realizar eventos?

N.- Sí, y también los que instalan la sala y los materiales de sonido, por lo que hay que generar el dinero para pagar eso.

 

 

+ Exactamente, ¿y cómo?

N.- Tomado de la corriente; cuando hay un movimiento podemos generar dinero sobre un flujo de personas. Por ejemplo, la primera forma es vendiendo cerveza, o proponiendo a la gente que pague una cotización una vez que tienes a miles de personas que vienen; eso lo multiplicas por uno o diez euros y te da suficiente dinero para pagar a los organizadores y al mantenimiento. Después, para el tema de la producción bruta, puedes ir a buscar a los artistas y decirles que tomen otra lógica de financiación: tú les das la plataforma, que creo que es suficiente, y después cuentas con la gente para que durante su trayectoria individual sean capaz de donar al espacio. Nosotros en Les Grands Voisins no teníamos el dinero y dijimos, “ok, ¿qué hacemos? ¿qué hace falta?”. Crear una lógica de economía: elegimos trabajar gratis por lo menos durante 4 meses para dar una oportunidad al proyecto. Tenemos que crear un modelo económico, rápidamente, por lo que creamos un restaurante-bar, hacemos conciertos y todo para que la gente acuda, les vendemos bebida (no muy cara, porque hay que mostrar que se puede, no vamos a timar a la gente), y como no pagas eso crea dinero que permite. Después cuando tenemos un poco de este dinero que llega, comenzamos a pagar un poco a la gente, pero debe quedar una buena parte también para continuar desarrollando el espacio, es importante. En el proyecto Les Grands Voisins en cuanto hubo algo de dinero lanzamos la agricultura urbana, fabricamos un invernadero, fabricamos unos baños… y hemos pagado el trabajo para hacer mucha señalética en el sitio para transformar el espacio y calificarlo. […] Hemos financiado los salarios, los hemos aumentado, y hoy hay 20 personas que cobran. Y el dinero continúa llegando, por lo que, ¿qué vamos a hacer ahora? Es una buena pregunta. Por el momento vamos a intentar alcanzar nuestra inversión de financiación inicial, y estamos a tan solo 9 meses de conseguirlo, por lo que tras un año habremos reembolsado todo […]. El dinero que vamos a ganar de más puede servir para pagar a las personas precursoras, o para pagarlas mejor. Porque no porque trabajemos en un colectivo así tenemos que estar muy mal pagados. Debe servir también para mejorar el sitio y para activar otros. Los 5000 € que nosotros invertimos al comienzo en Les Grands Voisins los habíamos ganado antes con otros proyectos y ahora si ganamos 5000 € con Les Grands Voisins deberían servir para otros y así sucesivamente.

 

 

+ Creo que después de esto estáis, más o menos, pensando en un relevo. ¿Cómo lo vais a hacer?

N.- Tu pregunta la veo en dos entornos, está relacionada con lo que hablamos, pero está también en el interior del proyecto. Nosotros hoy hace 9 meses que estamos en Les Grands Voisins, el próximo verano será un año. Es un año en el cual hemos activado realmente el sitio, estábamos en un espacio cerrado, desconocido, solo con personas sin hogar habitando el espacio. Hemos trabajado, lentamente hemos intentado contar una historia, poco a poco, eligiendo la gente que forma parte del lugar a través de temáticas específicas, principalmente relacionadas con el arte, la artesanía y la inserción social, y hemos hecho urbanismo metiendo distintos elementos, luz, actividades… y un año más tarde tenemos una especie de pequeña ciudad, que es algo diferente, que es atractiva, que está bien gestionada, que funciona bien. Todo esto lo hemos hecho nosotros un poco solos, porque al comienzo hay que tener un control, sobre todo para demostrar a las instituciones y autoridades que funciona bien. Hay que crear la confianza con la policía, para que al crear un espacio así, nos dejen hacerlo y estén de acuerdo o al menos no se opongan, porque son muy prudentes, ya que de hecho en el siglo XX las ocupaciones de artistas frecuentemente acababan en ocupaciones ilegales (que no es algo que esté juzgando), eran más radicales, pero aquí hay toda una corriente que quiere crear la confianza con las instituciones diciendo: “déjennos espacios, nos vamos a ocupar de ellos, y cuando tengamos que irnos nos iremos”. Y esto es nuevo, y hay que mantenerlo. Y para mantenerlo cuando hay mil personas que habitan un espacio y les dices “ahora nos vamos”, eso tiene que ser respetado como a “la madre del pueblo”, por lo que hay que convertirse en “la madre del pueblo”, y para convertirse ella tienes que controlar tus herramientas, construirlas, y elegirlas. Al mismo tiempo es cooperativo, porque si lo haces tú solo no funcionaría, es necesario siempre dejar espacio a la implicación. Pero yo lo que defiendo en cualquier caso es que, en el primer año decir “lo siento chicos, queréis hacer una coproducción con nosotros, pero ahora no porque no controlamos aún nuestras herramientas y no tenemos la confianza de las autoridades, así que a partir de un año, cuando funcione bien y fabriquemos las herramientas”; y en el segundo año, tener como lema que ya no hay una historia de nosotros decidiendo esto o lo otro, sino de grandes reuniones de equipo que tenemos a menudo, donde hablamos de todos los problemas que hay que solucionar, y también intentamos preguntar ¿estáis contentos?, ¿cómo podemos hacer?, ¿comenzamos proyectos?, ¿son interesantes?, ¿quizá nos equivocamos, porque estamos perdidos en lo cotidiano? Y el deseo global, el lema para el segundo año es la trasmisión. Por lo que es un poco como el relevo.

 

 

+ Voilà, la trasmisión, porque de hecho no es solo la trasmisión de cómo gestionar un espacio, sino también la creatividad, que además vosotros estáis en medio, tenéis contacto con los artistas, sabéis como hablar a un artista y sabéis como hablar con la comunidad, por lo que podéis unir ambos. Pero, ¿cómo hacemos el relevo de este tipo de creatividad? Ya no solamente el cómo gestionar un espacio, que más o menos se puede hacer, sino, vuestro roll específico.

N.- Esto puede pasar por muchos bloques pequeños. Nosotros sabemos generar la plataforma y nos tomamos un año para crear las herramientas (lo digo como modelo, aunque depende de cada proyecto). Cuando está lista la plataforma hacemos muchos bloques y dejamos espacio, porque en lo creativo, no hay mucha gente que quiera hacer el roll de mantenimiento… prefieren ser creadores de música, arquitectura, performance… y por una parte es cómodo tener la posibilidad de hacer estos trabajos. Pero entre toda la gente que se une al proyecto, que son voluntarios al principio porque están interesadas en el conjunto, en todo el bloque de creatividad, también hay gente interesada en el mantenimiento, porque también quieren participar de cómo estructurar ese bloque de creatividad. Y la transmisión puede darse en los espacios de creatividad, pero también existe en las herramientas. Hace falta conocer bien las herramientas, también las que crean nuestra economía, y esas hace falta que las compartamos. Por ejemplo, el bar, con el que hoy financiamos todos los salarios, son casi 10.000 € al mes de entrada comercial, y de eso hace falta compartir una parte con otras estructuras que van a organizar un evento y que dicen “me gustaría organizar un evento y hacer negocios de restaurante para financiarlo”, y tendríamos que ser capaces de decir “sí”. Al principio no podemos porque todo tiene que funcionar, hay que controlarlo, pero una vez que se controla bien podemos compartir las herramientas de creación.

 

 

+ ¿Cómo estáis haciendo este sistema?

N.- Coproducimos un evento, por lo que nosotros seguimos siendo organizadores únicos si viene la policía, etc. Pero el grupo con quien trabajamos trae la programación. Organizamos juntos el tema de acoger al público, de limpiar, de cerrar, de abrir, de publicitarlo. Organizamos juntos el bar y hacemos mitad-mitad con los resultados.

 

 

+ ¿Cuál es el objetivo de activar ese espacio? Cuando llegasteis ahí, ¿cuál era el objetivo? No creo que fuera el hacer arquitectura, el generar un espacio cultural.

N.- Tenemos dos… Sinceramente es un poco lo que decía al comienzo, nuestra razón de ser es que la gente aprenda cosas. De hecho, en el momento que hay gente que nos llama y que escribe un email diciendo “tengo ganas de ir, de aprender cosas, y quiero poder dar esto”, poco importa lo que genera si ya tenemos una especie de “máquina lavadora” que hace entrar a la gente; todo el mundo va a adquirir ventajas de ciudadanía, de saber hacer, de capacidad de formar parte de todo, de la ciudad… Es eso, la ciudad somos todos, somos nosotros. Por lo que está ese objetivo principal y después el objetivo de decir que cuando vamos a un espacio y lo activamos, todo este “pintar” experimental, inclusivo, artesanal, permanece. Y ahí la cuestión es que somos principiantes, no sabemos si vamos a llegar o cómo hay que hacer. Pero como en estas actividades de pre-configuración, de activación, podemos crear las obligaciones para los que quieren fabricar de forma duradera, los que quieren transformar la ciudad, por lo que es a la vez el poder público y el poder privado. Y eso es interesante en el proyecto de París: nosotros estaremos ahí durante dos, tres años y después habrá edificios que se construirán y destruirán. Lo que vamos a intentar hacer es que nosotros podamos ser el promotor inmobiliario y que ellos continúen financiando lo que hacemos antes de la obra, durante y después. Todo lo que hacemos lo hacemos gratis, autofinanciándolo, podríamos decir “no, es la administración pública quien tiene que pagarlo” o también “no, es el dinero privado quien tiene que financiar este tipo de acto colectivo”. Al mismo tiempo, después de la Segunda Guerra Mundial en Europa hemos sido muy ricos, hemos creado el estado de bienestar, y este se ha acabado, por lo que hay que tomar el relevo de pagar las cosas colectivas, y si llegamos a hacerlas un poco financiadas por lo privado es normal.

 

+ ¡Muchas gracias!