Zuloark

J.- Soy Juan Chacón. Soy del colectivo Zuloark, dedicado a la arquitectura y al urbanismo y la activación urbana desde el año 2001. Estamos presentes en varias ciudades: Madrid, Barcelona, Bruselas, México y Berlín ahora mismo. Te cuento un poco a qué nos dedicamos, ¿o no?

 

+ Si, sobretodo en la parte de Berlín, ¿En que están metidos ahora mismo?

J.- Pues en Berlín, ahora mismo estamos con varias cosas. Hacemos desde proyectos de diseño de mobiliario y elementos para intervenciones artística o festivales de teatro, hasta proyectos más teóricos sobre espacio público y como la gente ve e interpreta la ciudad, hasta proyectos de activación urbana a través de mobiliario […].

 

+ ¿Qué es lo que os interesa? ¿Por qué os metéis en el tema de la activación urbana y el trabajo con las comunidades?

J.- Pregunta complicada ¿eh? Yo a nivel personal, me sale como muy pasional, o sea, me doy cuenta de que cuánto más trabajo hago fuera de una habitación y más tiempo estoy en la calle, hablando con la gente y pensando sobre el espacio abierto de las ciudades, o el espacio público, más feliz me siento, como más activo y más despierto por así decirlo. Yo creo que es una situación personal y he tenido la suerte de que nuestro colectivo sea dirigido en esa dirección en muchos de los proyectos que hacen.

 

+ Por ejemplo, ¿cuáles son los retos que tú ves cuando tienes que hacer una activación urbana, cuando tienes que trabajar con una comunidad?

J.- A mí siempre lo que me parece más importante (que es una broma que he hablado con varios colegas de otros colectivos) es eso de trabajar en los barrios, que es una cosa muy antigua. Realmente la activación urbana así porque sí, no tiene ningún puto sentido; tiene que tener como una especie de porqué, que puede ser como lo que pasa en Berlín que es que hay un problema concreto que hay que resolver y hay gente que se organiza para resolverlo porque se da cuenta que las instrucciones no le ayudan, o hay un grupo de gente que lo que le gusta es intensificar su trabajo a través de la activación de una cosa concreta del espacio público. Ese modus operandi o esa semilla privilegiada de la activación urbana tiene que estar ahí, si no, no tiene sentido. El hacer por hacer, porque es cool, porque es lo bonito, o porque es algo solidario, o algo así, no tiene mucho sentido y me parece que es un poco el problema.

 

+ En vuestra experiencia, ¿trabajáis más iniciando procesos, es decir activando comunidades, o activando espacios, o sumándoos a procesos ya existentes? ¿O es una mezcla de los dos?

J.- Bueno, es una mezcla y depende mucho del contexto y del proceso en cuestión. Por ejemplo, cosas que han pasado últimamente aquí en Berlín: ahora mismo estamos en la bahía de Emplats, que es al lado de Bethanian, una institución cultural que se abrió en los años 80’s y tiene un montón de background; fue una casa ocupa y ahora mismo está subvencionada por el estado. Y aquí cerca hay un parque, que lo hizo un arquitecto, que tiene un problema muy grande de tráfico de drogas y de gente consumiendo. Hay un tipo que quería activar el solar como una huerta productiva y entonces nos llamaron otros chicos de otro colectivo porque nos conocían, para que ayudásemos en eso. Es una forma de entrada que es como “oye, vosotros que tenéis un poco de experiencia en esto, habláis el idioma y encima tenéis experiencia en otros contextos, venid a ayudarnos”.

Otro es, tenemos proyectos que tienen mucho recorrido, y que cuando hay la oportunidad de introducirlos en una institución, como la Declaración de los Derechos Urbanos… pues es como, “oye, va perfecto para este proyecto, introducirlo ahí”. Entonces un poco de interés propio, pero aprovechando la oportunidad.

 

+ Me interesa muchísimo este concepto porque es, por un lado, normalmente la gente suele pensar en: “me sumo a procesos existentes es decir una comunidad que ya está activada y yo aporto desde mis posibilidades”, pero también están, los procesos existente que lleváis vosotros, y que lo que hacéis es sumarlos a…

J.- A una comunidad, o a un lugar.

 

+ ¡Exacto!, para poder incluso comenzar a activar. El de los Derechos Urbanos, ¿cuál es el objetivo de ese proyecto?

J.- El objetivo de la Declaración de Derechos Urbanos es muy sencillo: es intentar dar voz o entender a través de una herramienta de entrevistas de menos de un minuto qué es lo que está pensando la gente sobre su propia ciudad. Desde qué cosas cree que hay que abolir, qué cosas cree que hay que introducir, y qué cosas cree que hay que conservar. Entonces, normalmente en las ciudades lo que hacemos son esas entrevistas a un montón de agentes que están pensando sobre el espacio público, o sobre el espacio privado en función del contexto en el que estemos, y nos da una especie de tags, como si fuesen un Blog que nos posibilita entender que conceptos se están repitiendo, más o menos. Esa es la base del proyecto, y luego tiene un montón de diversificaciones más complejas, pues son bases de datos abiertas que cualquier persona podría entender y hay mapas colaborativos donde la gente pone los lugares de interés etc., etc.

 

+ Por ejemplo, ahí en este proyecto, la comunidad que participa del proyecto, sería la que está llenando esos mapas, la que está dando su opinión, ¿la mantenéis activa? ¿Participan puntualmente?

J.- Ahora mismo ha habido tres modelos, el primero fue subvencionado o activado por una comunidad de arquitectos de una ciudad pequeña en España que era Jaén y entonces todos los agentes que participaron en la Declaración de Derechos Urbanos de Jaén, tenían relación con el mundo de la arquitectura y con el colegio de arquitectos de allí. Pero también hay varios modelos porque empiezas en esa comunidad, pero también haces como una serie de entrevistas callejeras en lugares estratégicos, donde la gente es random, etc., etc.

Otro modelo es como en Lisboa, que la trienal de Lisboa de arquitectura y urbanismo llama a Zuloark para montar la declaración allí, hacer un parlamento urbano y montar debates, entonces la gente que se entrevista, está ligada a esa trienal, y ahora mismo en Berlín, lo que se ha hecho es a través a de una institución cultural, llamar e invitar a todas las iniciativas ciudadanas que se conocían a través de una comisaria de aquí, una comisaria que se dedica a la gestión de arte y cultura. Ella ha estado buscando iniciativas en Berlín, desde octubre para invitarlas a participar en estas entrevistas y también en unas sesiones parlamentarias, para hablar sobre ciudad y sellos ciudadanos.

 

+ Entonces yo lo por lo que entiendo es: son comunidades efímeras que se juntan porque hay un evento o una cosa en particular, en ese momento vuelcan ahí, y luego cada una continua con su trayectoria.

J.- Hasta ahora sí, pero, por ejemplo, en Madrid está pasando que hay una proyecto que está promovido por el ayuntamiento de Madrid, que es la cuesta de Moyano. El tema de ahora mismo es que todos los viveros están ahí y querían activar un poco para que los viveros vuelvan a tener como esa presencia cultural y ese espacio público, porque está como muy denostado ¿no? Hay poco público. Y una de las partes del proyecto son los Derechos Moyanos; los vivereros están respondiendo a esas tres preguntas, y es: ¿qué introducirían?, ¿qué abolirían? y ¿qué conservarían de lo que ya tienen en ese espacio público? Entonces esta es una comunidad muy definida, muy ligada a un espacio en concreto.

 

+ Claro entonces vosotros aprovecháis las necesidades… como intentar extraer las necesidades y deseos para darle forma a partir de este proyecto ¿no?

J.- Correcto, o entender las necesidades y deseos a través del proyecto, para luego poder hacer otras cosas.

 

+ ¿Y cómo es trabajar con esa comunidad, o involucrarla en el proceso?

J.- Pues yo no he estado directamente hablando con ellos, pero me han dicho que es muy complicado, […] porque ellos tienen mucho miedo a cualquier cambio porque, por lo que me contó Enrique Espinoza, siempre que los han cambiado ha sido peor. Los han ido degradando. Entonces ahora están muy reticentes a cualquier cambio, aunque sea para darles más visibilidad […].

 

+ Y por ejemplo, los Derechos Urbanos en Berlín me comentabas antes que son un montón de sucesiones que se han juntado para este evento en concreto, pero que además ahora estáis viendo la posibilidad de conformarlas de alguna manera ¿no? De darle unos encuentros, convertiros en un espacio como el de los Madriles, ¿o no iba por ahí? 

J.- Sí, es justo eso porque a mí la sensación que me da en Berlín es que todas las iniciativas ciudadanas están muy ligadas a los procesos políticos o entienden que toda creatividad está muy ligada a cualquier cambio político y entonces están muy frustrados, porque no encuentran herramientas propias y cualquier paso les cuesta Dios y ayuda. Entonces, la idea con la Declaración era juntarles y que construyesen red y compartiesen recursos […]. Todavía no sabemos, como se va a formalizar, si es a través como el mapa de «Los Madriles» donde se explica qué cosas hay, o es una especie de catálogo donde se dan las herramientas. […]

 

+ Y ahí, por ejemplo, ¿vuestra labor en este caso, es casi de facilitador, coordinador, de activador, de…?

J.- En este caso hemos sido los que les han puesto en contacto a través de este proyecto casualmente, yo creo que tenemos la virtud, al no ser alemanes, de poder soñar un poco. Te lo juro que a veces pienso que a esta gente les cuesta soñar. Hablan mucho de los procesos de las metodologías, cuando tú haces una metodología te la cuestionan, pero no hablan del sueño que tienen por esa metodología.

 

+ Acción, reacción.

J.-  Reacción: «hay que conseguir pararlo. ¿Cómo se para? A través de manifestaciones y a través de ir a hablar al político de turno de no sé qué, venga…, y juntar mucha gente, necesito 20.000 firmas”. Son metodologías que están demasiado burocratizadas y que pierden un poco la creatividad de “vamos a hacer cosas bonitas, vamos a generar nuestro barrio”. Creo que nosotros como agentes lo que hacemos es eso, darles un poco para soñar.

 

+ En ese caso, por ejemplo: de un recorrido de las diferentes intervenciones que habéis ido haciendo y extrayendo algún aprendizaje de allí: ¿Cuáles serían para vosotros los roles necesarios para llevar a cabo este tipo de procesos? […]

J.- ¡Hombre!, la persona que se necesita es un Jacobo, una persona que conozca a todo el mundo que hay en el barrio y que pueda ser no un mediador, sino un catalizador de deseos. Esa persona que no sea un burócrata ni un técnico, pero que sea un hombre o una mujer que conoce a todas las personas del barrio, conoce sus sueños, y las puede sentar en una mesa a dialogar. Creo que esa persona es súper básica, porque sin ella cualquiera que intente activar una cosa, va a estar perdida porque va a salir de sus propios deseos, que vienen de fuera […]. Yo creo que, como arquitectos, como diseñadores, o como activadores, muchas veces no somos usuarios de los lugares en los que trabajamos, y es muy difícil que sin esas personas que luego las van a usar consigamos hacer un proceso que dure tiempo […].

 

+ Oye, yo ahí tenía dos preguntas y es: ¿Con cuanta masa crítica se puede trabajar de una forma estable? […] Y luego te quería preguntar sobre ¿qué es necesario para poder trabajar a largo plazo en cuanto a términos de proceso?

Pero primero la masa crítica.

J.-¡Joder!, pues yo creo que la masa crítica, puede ser infinita porque eso depende del proceso en el que estés. Ahora mismo, por ejemplo; Tempelhofer Feld es el antiguo aeropuerto, hubo una ley para construir allí, un plan parcial para construir encima y entonces hubo dos mujeres, Margaret y Gestin, que empezaron con tres o cuatro más, y dijeron, «no, esto hay que pararlo». Entonces montaron una asociación, una iniciativa para intentar conseguir las firmas necesarias para montar un referendo ciudadano y parar el plan parcial y que no se aprobase. Y lo consiguieron. Ahí la masa crítica tenía que ser de 200.000 personas, y era necesario.

 

+ ¡Claro! Pero por ejemplo ahí Margaret lo que hace es activo para un fin común, es decir: “yo hago esta convocatoria, para que hagan esto concreto”. Pero para gestionar el proceso en sí, […] como activador te relacionas con una comunidad para que pueda hacer unas reuniones donde se puedan tomar decisiones sin que se te vaya de las manos porque al final no puede hablar todo el mundo […]

J.- Pues complicada esa respuesta, ¿no? Porque dices que dónde cierras el límite. Yo creo que el límite de masa crítica es el límite de personas que quieren estar involucradas en algo. Pero, ¿de dónde salen los sueños? […] A mí me gusta mucho el método que uso en Zuloark. Tampoco somos muchos, pero funciona muy bien. El método le la confianza, que es como “yo me abstengo porque confío en que la persona que vaya a tomar la decisión sobre esto, la va a tomar para el bien de todos”. Entonces creo que con herramientas así donde no intentas imponer tu opinión por encima de los demás, se pueden conseguir hacer masas críticas más grandes, que al final es lo bonito porque la diversidad es lo que le da cualidad a los proyectos.

 

+ […] En el caso de procesos a largo plazo, habéis detectado como valles simas, como… puntos de kilometraje ¿no?  

J.- ¡Hombre! A mí lo que me da la sensación no es que vaya a rejones, pero lo que suele pasar o lo que yo he visto en procesos como La Cebada o en procesos como el Bicyclope en Moabit (que es un proyecto mucho más pequeño pero que funciona igual) hay estas fases: empiezas con una comunidad o un grupo de arquitectos, empiezas un proceso que coge mucha fuerza porque todo el mundo está muy ilusionado con algo nuevo que está ocurriendo, cuando eso se materializa de una manera, la que sea, no pierde fuerza, pero coge esa inercia, se sigue usando y entonces se somete a una especie de testeo y prueba de qué ocurre ahí. Es cuando entran los usuarios, cuando entran las gentes que son para mí parte de esa masa crítica, porque modifican el espacio de otra manera, usándolo y viendo qué se puede hacer y cómo se puede modificar. Y luego, como en el caso de Cebada, por ejemplo, entra un nuevo grupo de personas que quieren activar el espacio, vuelve a coger un impulso y se vuelve a testear, entonces es una especie de casi de “pues la bicicleta va sola y se pedalea una vez porque alguien le da como un empujoncito”, y creo que es bonito así.

 

+ Y en este caso, esos nuevos usuarios que entran y que suman energía al pedaleo, ¿los atraéis vosotros de alguna manera, los buscáis o es la inercia del propio proyecto la que acaba generando esa atracción? Desde tu experiencia.

J.-  Creo que es la inercia de todo el proyecto. El caso el caso de Moabit es una cosa muy bonita. Los Biclyclopes son unos muebles urbanos, que generan energía y que están construidos con las comunidades para las que son, pues todos han sido con vecinos de la calle que se encargaron de diseñar y construir con nosotros esos muebles. Este es un proyecto Medialab, o sea, que empezamos nosotros y empezamos a contactar con vecinos para ver que necesidades tenían. Otra activación la hicimos con un colegio y estaba en la calle, cuando se acabó el permiso para poderlo tener allí instalado (en Alemania ya sabes que se utilizan permisos para todo) entonces un momento te cuesta mucho dinero y luego se acaban. Una chica que nunca habíamos visto en todo el proceso, se sentó y dijo que no lo podíamos desmontar, que eso lo había construido ella y todos sus amigos del barrio, y que era imposible que nos lo llevásemos, que si teníamos permiso para el desmontaje, que iba a llamar a la policía, y no lo habíamos visto nunca y a mí me pareció maravilloso, entonces era por un lado como que: “tengo que desmontar esto, se está haciendo de noche» y por otro lado, «qué maravilla que esta vecina se ha empoderado tanto del lugar y lo ve tan suyo que, yo no la conozco y ella ha estado aquí en todo el proceso». Es la miembro más activa y se ha convertido en el agente más activo de Bicyclope y me parecía maravilloso. Así que creo que es una cosa natural del propio lugar que queda, esas cosas que se testean y luego cogen vidas propias son guay.

 

+ Y cuando no quede vida propia […] en la Cebada o en este tipo de dinámicas ¿tú crees que es posible crear actividades o eventos o dinámicas, o lo que sea que atraigan gente, o que es mejor abandonar?

J.- ¡Hombre! Yo creo que si no coge vida propia es por algo ¿no? A lo que me refiero es que mejor que no coja vida propia este tipo de urbanismo que está activado del deseo de la gente que vive allí, las comunidades que están allí. Incluso gente que quiere ir para activar porque ve una posibilidad y si no coge vida propia mejor, para que eso se pueda evolucionar a través de eventos, o a través del cambio de la estructura formal o lo que sea. Que no adquiera vida propia Alexanderplatz, o la Puerta del Sol es mucho más triste porque es mucho más caro luego de levantar. Pero que tampoco implica que sea un fracaso. Que una cosa no coja actividad, puede ser por tantas razones que se nos escapan que no lo tenemos que ver como un fracaso y forzarnos a tener que activarlo.

 

+ Una pregunta, una de las cosas que más surgen en estas entrevistas que estoy haciendo es la sostenibilidad económica de los procesos, como eso afecta muchas veces a la propia evolución, durabilidad, longevidad o calidad del proceso. En ese sentido, ¿cómo lo habéis afrontado vosotros, la sostenibilidad económica de los diferentes lugares?

J.- A mí es un tema que me interesa muchísimo, porque creo que es un tema candente. Por un lado, creo que todo tipo de iniciativa vecinal ahora mismo y en España más que nada, está cogiendo connotaciones políticas que no debería tener, que creo que es una cosa malísima. Mucha de la gente que activa ese tipo de espacios o realiza este tipo de iniciativas, se vincula de izquierda y entonces ellos mismos son gentes con políticas de izquierdas, otros no ¿eh? Pero hay mucha gente que, por ejemplo, demoniza la financiación de estos proyectos a través de una institución cultural, porque dudan del origen de esos fondos. Entonces creo que deberíamos ser un poco más abiertos a la discusión de qué es el espacio ahora público y quién puede subvencionar el espacio público. Porque sí que es verdad que sin recursos tú no puedes activar nada. No puedes ni hacer eventos […] Entonces, la falta de recursos hace que los proyectos mueran. Porque la gente se cansará de invertir los recursos de su propia energía; necesita un apoyo de recursos. Hay que encontrar dónde están esos recursos.

 

+ Te iba a preguntar sobre las subvenciones que sólo están relacionadas con la administración pública. Y si en algún momento habéis pensado en: por un lado, que pueda ser “financiación privada”, por otro lado, que pueda ser “bancos que decidan dar créditos”, podría ser a través del emprendimiento, más de abajo arriba, a través de venta de servicios como puede ser un bar o como puede ser guías turísticas.

J.- A mí la verdad es que todo me parece legítimo, todo lo que genere actividad. Viviendo en un país como Alemania creo que lo he entendido mucho más, porque en los países del norte de Europa el espacio público es usado en muy pocos meses, así que lo aprovechan al máximo. En cuanto hace bueno salen a la calle, y hay que posibilitar eso. […] Hay que inventar nuevas metodologías, hay que ser creativo en las burocracias sistémicas, para a la hora de ejecutar esos presupuestos. No puede ser que sólo un grupo de gente tenga el presupuesto los tres años. La gente que lo gestiona, es a través de las asociaciones vecinales que son a nivel de barrio, son concursos públicos… Habrá que generar esa red de reparto de recursos. Creo que sería interesante.

 

+ ¡Que guay!, porque además justo sobre políticas y burocracias, han hablado también otros; esta mañana he estado con Michael de ID 22 y hablaban precisamente de que ellos están centrados en cambiar las políticas y la burocracia que permitía tener acceso o no, a otro tipo de recursos. Te voy a preguntar también, ¿quién debe cobrar en este tipo de procesos? ¿quién debería de estar pagado? ¿Cuál sería la parte más voluntaria y cuál sería la parte más de contrato?

J.- No tengo la respuesta. Creo que es cada caso específico el que tiene que resolver eso. Yo me puedo imaginar cómo figuras necesarias que estén durante todo el proceso y que sean seguidores, puedan tener como una especie de remuneración, por estar ahí. Lo que es peligroso con todas las metodologías, es que una persona se pueda apuntar al carro sólo para cobrar. A lo mejor tiene que haber como una especie de gestor que contrate a la gente y que los pueda llamar, o que puedas aplicar a un concurso para la parte de cobrar y que pero que aparte puedas hacer una parte de voluntariado.

 

+ O sea, una situación intermedia

J.- ¡Tiene que haber una situación intermedia!

 

+ Que la voluntad, tenga aparte un soporte económico que te permita mantenerla, pero que…

J.- ¡Sí, creo que tiene que ser una cosa intermedia! No sé cómo se aplicaría, creo que es complicado.

 

+ ¿Y sabrías que roles para ti son imprescindibles?

J.- Siempre el de Jacobo.

 

+ ¿Jacobo debería cobrar?

J.- ¡Jacobo debería cobrar!

 

+ Vale.

J.- Jacobo debería cobrar donde él pueda hacer su trabajo, que creo que es en muchos barrios, pero claro, necesita mucho tiempo…

 

+ Podría ser… justo pensaba sobre la figura de Jacobo. Hay agentes que son importantes en los procesos para que no tengan que desaparecer por culpa del dinero; que tengan un dinero. Más que contratarles para que hagan lo que están haciendo, que no tengan que dejar lo que están haciendo porque tienen que tener un trabajo full-time porque no pueden vivir de otra cosa. Entonces dicen: “mira, es que tengo que meterme en este estudio porque si no hago esto, no vivo”

J.- ¡Correcto!, sería como la forma de entender cómo se…

 

+ ¡Claro!, como remunerar aquellos que no quieres que se vayan, no tanto aquellos que quieres que vengan, sino a los que no quieres que se vayan porque no tienes pasta.

J.- ¡Correcto! Pero eso sería un modelo como como él hay en el Malaqui, que dice: “cuando tú eres padre o madre, tienes un año de sedancia materna o paterna; la pareja decide cuánto tiempo cada uno porque es bueno para la educación del chaval y entonces es una cosa necesaria para la sociedad”. Sería un poco eso, ¡estás cobrando por tener un hijo! Y no es eso, sino que se entiende porque es un bien social.

 

+ Si, bueno no lo había pensado pero cuando lo has dicho, he dicho “sí, para mí sería como ese concepto”. O sea, hay gente que necesitas que siga haciendo lo que está haciendo y si no tiene ingresos para hacerlo pues hay que conseguírselos ¿no? Con Paco en Lab Nave lo hemos hablado muchas veces, “Paco: deberíamos hacer todos un crowdfunding”, para que Paco no tuviera que trabajar nunca en la vida y pudiera hacer lo que hace, que es cuidar a todo el mundo y tener ese tipo de rol ¿no?

J.- ¡Hombre!, lo peor o lo mejor es que hay gente que tiene ese rol y que consigue hacer su vida viable económicamente, porque… dice… “no tengo que trabajar porque hago lo que me flipa” ¿no? Yo creo que a ti te pasa y un poco a mí me pasa.

 

+ ¡Si! Oye, ¿cuáles son los retos que tú ves ahora en los procesos en los que estáis en marcha?

J.- Para mí el reto, o en lo que estoy pensando mucho últimamente pasa por poder ser generadores de contenidos y no los que resuelven los problemas al continente. Si no, poder ser catalizadores de personas y poder dar trabajo y que la peña este activa y activando sitios, gracias a que hemos entendido como se accede a esos recursos. Lo que decíamos antes. […]

 

+ ¿Y cuántas personas serían necesarias para poder llevar eso acabo? Para poder llevar esa responsabilidad de: “oye, porque me interesaría muchísimo, poder llevar al equipo a un jurista o a un… lo que fuera” ¿Qué figuras ves ahí que ayudarían a que ese proceso se pudiese llevar acabo?

J.- Pues yo creo que un jurista puede estar bien, pero tiene que ser un jurista muy especial. Quiero decir, creo que son personas que intrínsecamente son capaces de absorber mucha presión y liberar presión en los demás, entonces no creo que la profesión te prepare para eso.

 

+ O sea, tendría que tener unas competencias que tienen que ver con la resolución de conflictos, la capacidad para absorber presión y…

J.- Liberar a los demás

 

+ Y por otro lado como… unas habilidades concretas que podrían hacer en esos ámbitos ¿no?

J.- Pero no tiene que ser una persona que sea especializada en eso porque haya estudiado eso. Creo que a lo mejor Margaret que es diseñadora de no sé qué es la que más conoce los procesos burocráticos en Berlín, para conseguir parar un proceso tan fuerte como el de Tempelhofer hasta el cómo se activa una plaza, o como se llama a una puerta y como se piden las cosas, porque estás hablando con políticos alemanes ¿no?.

 

+ Vosotros tenéis oficinas, repartidas prácticamente por medio mundo, ¿no? En Zuloark no se pone el sol; cuando uno está acostado, hay otro que esta on fire. Entonces, se relaciona mucho con una cosa que es la percepción que me han comentado en otras entrevistas: que hay un problema global que nos afecta a todos y sin embargo todas las respuestas que se están dando, los estudios que estamos haciendo, tienen que ver con repuestas hipercontextuales, es decir, tienen nombres y apellidos ¿Cómo crees que se pueden relacionar esas dos situaciones?

J.- Nos creemos muy novedosos a la hora de tener esos problemas y a la hora de estar resolviéndolos, pero llevan pasando 100 años. En los 70’s, lo del tema de team local-global, no era nuevo. Yo lo oí cuando empecé la carrera, y era el año 98, y supongo que en los 70’s estaba, o cuando David Harvey en los 80, o los jardines comunitarios de Nueva York, que tenían esta serie de problemas. Al final el objetivo era resolver eso. Creo que al final estamos haciendo lo mismo que han hecho todos con las acciones, que es intentar actuar en nuestros entornos, de una manera que una permita que nuestras vidas y la de la gente que tenemos más cerca sea más bonita.

 

+ ¿Qué echáis de menos para poder llevar eso acabo? Porque hablabas también antes de la necesidad en muchas ocasiones de que las comunidades estén acompañadas, de que tengan como un soporte que a veces no es ni siquiera económico, si no saber que no están solos. Vosotros que además tenéis oficinas repartidas, y que estáis hablando también de “Los Madriles”, “Los Berlines”, etc, ¿qué echaríais en falta para poder tener un acompañamiento más colectivo?

J.- Yo puedo decir dormir, dormir un poco más. Dormir un poco más, para poder tener la mente concentrada al 100%. Me da la sensación de que al final estamos a mil cosas. Me gustaría tener más tiempo para una sola cosa. Poder decir estoy en este lugar y voy a estar trabajando seis meses con esta comunidad… y luego voy a hacer otra cosa, y puedo estar con ellos, acompañándoles todos los días.

 

+ Y claro está, actividades que te comen a ti el día a día, pudiera ser llevadas a cabo por otras personas, o no tuvieran que ni llevarlas a cabo…

J.- ¡O no existiesen! Si no existiesen, podría estar concentrado seis meses. Que cuando pensemos esos calendarios de proyecto, intentemos ser un poco más realistas. Creo que ahora mismo, todo el mundo se sobrecarga de trabajo por la inmediatez de tener que hacerlo todo. […]

 

+ Luego, en el estudio de Autobarrios, han surgido algunas problemáticas que eran, “el agotamiento de los lideres, de los proyectos”. Gente que acaba hasta las pelotas y se oye “mira que coja otro el cargo” ¿no? “que yo ya no puedo más”, “me lo creo, me lo tatuó todo guay, incluso a nivel económico estoy recibiendo una financiación, el problema es que mi energía no da para más”. Es lo que tú dices, “necesito dormir, necesito unas vacaciones, necesito…” ¿Cómo se puede resolver eso?

J.- ¿Esa persona hacía sólo eso o tenía un trabajo por allá?

 

+ Claro, tenía muchas más cosas, eso forma parte de todas sus tareas. Le pasa un poco justo lo que acabas de decir.

J.- Pues eso se resuelve teniendo menos cosas. Y eso pasa por una mejor gestión del propio tiempo. Lo hablaba ayer: “yo creo que es una mejor previsión de los calendarios y de tu propio tiempo”. Quiero decir, que te lo puedas permitir, lo que está relocionado con los recursos, incluso si tienes que dar de comer a una familia. Al final tienes que ganar dinero para poder alimentarlos, así que el proyecto debe permitirte alimentarlos. Yo tengo la sensación de que sobrevaloramos los fondos que nos dan. “Que tenemos 2.000 €, joder, pues esto me da para montar todo esto” y a lo mejor deberías decir: “Con 2.000 €, te da para pagar al administrativo que te gestiona el proyecto o si no, no puedes hacer el proyecto, o es un día de una comida”, porque para gestionar la comida, hacer la convocatoria, diseñar una web… al final juntas cinco expertos. […]

 

+ Te iba a preguntar, ahora justo con las de evaluación, uno de los problemas también que surgen es: ¿Cómo le transmito yo a, en algunos casos, mis superiores o a mis compañeros de trabajo, las bondades del proyecto con otros posibles financiadores? Es decir, ¿qué indicadores me permiten a mí decirle a alguien que esto está funcionando? En todos estos procesos, muchos de esos indicadores no pueden ser cuantitativos, “no es mejor porque vengan 20.000 personas, o que porque hayan venido 5 sea peor, o porque solamente hayan venido mujeres o solamente hayan venido inmigrantes”.

J.- ¿De cómo se evalúa eso?

 

+ Si, como ¿Qué indicadores?, ¿O qué tipo de evaluación?, ¿o qué tipo de modelo puede permitirnos contar estos procesos para que sean aprobados?, es decir, un teórico que no está aquí dice: “y yo eso como me lo creo”, entonces hace la mítica, “hemos recogido firmas, hemos hecho fotos, hay un 50% de inmigrantes, un 20% de autóctonos, igualdad de género” que, en el fondo, para todos estos procesos, todos sabemos que no es lo que le va a dar la calidad

J.- ¡Eso es!

 

+ Los procesos cuantitativos no te van a dar la calidad del proyecto.

J.- Los “Likes” en Facebook ¿eh?

 

+ ¡Retweets!

J.- ¡Los retweets!. ¡Eso, eso siempre! Eso todo el mundo está contentísimo “Ha sido viral chicos”.

 

+ ¡Yo recuerdo una charla que me pareció increíble! Una charla en el Biblioteca Nacional, que era como el congreso de arquitectura de… no sé qué. Entonces en internet, había un mogollón de gente comentando, no sé cuántas personas viendo el streaming, retuiteando, tuiteando, hashtag… Los organizadores estaban en la sala. Éramos diez personas en un patio de butacas preparado para 200. Ese bar estaba on fire porque claro estaban viendo al público en su teléfono. Para ellos era un indicador, ese era el indicador la evaluación. Pero claro un proceso como puede ser la Cebada, o como seguramente sea el de Moabit, o el de Tempelhofer…. la evaluación es distinta.

J.- ¡Hombre!, yo creo que la evaluación de que algo perdure y que se sigan haciendo cosas es suficiente para uno mismo. Si es a la hora de explicarlo o conseguir subvenciones, creo que tiene que ser una cosa mesurable

 

+ ¿Y cómo se puede mesurar?

J.- Pues los parámetros que tú me has dicho. O sea: “¿Cuánta gente ha asistido?, ¿cuántos eventos han ocurrido?, ¿con cuanta asistencia? La diversidad de eventos y de gente, ¿qué agentes han estado participando en esos eventos y que currículum tienen esos agentes? Si vas a pedir subvención a una institución cultural, es la cantidad de gente y que agentes son. Si una revista reconocida hace una actividad Autobarrios, supongo que a la hora de pedir una subvención cultural le va a tener un nombre. Entonces creo que todo ese tipo de indicadores, o tener el currículum de Autobarrios, es lo que te va a dar un indicador, a la hora de poder pedir más recursos. Lo otro, creo que es que este en uso, y que siga vivo. Mientras siga vivo, creo que es un éxito; creo que es el indicador, de que un proyecto está bien.

 

+ Vale. Muy bien, no sé si tienes alguna cosita más por ahí que se te ocurra.

J.- Yo solo respondo, yo a mí mismo.

 

+ Vale, pues oye pues muchas gracias ¿eh?

J.- Nada hombre

 

+ ¡Que guay!